Ser manager es difícil, pero es personal

2016-09-managment03

Por Jaime Maristany

Consultor en Management y Recursos Humanos. Ha publicado 28 libros sobre la especialidad. Ha sido Profesor Universitario y Director de Union Carbide Argentina.

Antes de la década de los 70, los especialistas se conformaban con dar su opinión o mostrar los resultados de sus estudios; pero a partir de ese momento, e iniciándose con los círculos de calidad, comenzó una época de “haz esto o morirás”. Y de la misma manera que los círculos, tanto la calidad cuanto la reingeniería y todas las demás modas, amenazaron al mundo empresario con la muerte antes de morir cada una de ellas; de la misma manera comenzaron a establecer lo que un manager “debía” hacer si no quería morir. En ningún momento pareció que se respetaba al manager. Más bien parecía que se lo sometía a un ritual para ver si podía ser considerado manager. Lo curioso de las condiciones de este ritual es que cambiaban según cada gurú.

Al mismo tiempo, notablemente, el arte del Management ha tendido a desarrollar y a sustentarse en falacias.
Así un gurú no es un gurú, la escuela de relaciones humanas que se sustentaba en Mayo, era contraria a lo que él había dicho, un líder no es un manager ni un manager es un líder, se incita a la persona a que se desarrolle y luego se la califica con una nota como en la infancia, la remuneración es individual pero el trabajo debe ser en equipo, se gana por competir pero se dice que hay que colaborar…

“Si tu quieres que sea como tu quieres, Yo, no soy”,

decía Fromm.

Creemos que toda persona que se imposta para ser como otra, puede terminar destruyéndose. El verdadero desarrollo y los mejores resultados se dan seguramente ayudando a las personas a crecer en su propio sentido. Si respetamos que alguien no quiera llegar a CEO o que otro quiera estar en Producción, de la misma manera deberíamos respetar a que cada uno es como es y cada uno tiene su propio estilo, porque además, hacerlo, nos conviene.

Sin embargo, en algún momento decidimos que las cosas tienen que ser solamente como queremos nosotros,
aunque hemos visto muchas veces que personas diferentes tenían éxito en el mismo puesto. Esto no se debía a que siguieran a diferentes gurúes, sino simplemente al hecho de que eran distintas entre sí, porque por el simple hecho de ser personas, no eran idénticas.

Siendo pues que cada uno de nosotros es distinto, lo importante no es retorcerse para acomodarse a la receta de
un gurú, que no es tal, sino crecer como uno mismo es y adoptar en ese camino aquellas técnicas que considere útiles y que se han demostrado validas a lo largo del tiempo. En cada una de esas técnicas hay una lógica que tiene que ver con lo que es una empresa y con las posibilidades del lugar.

Creemos que toda persona que se imposta para ser como otra, puede terminar destruyéndose. El
verdadero desarrollo y los mejores resultados se dan seguramente ayudando a las personas a crecer en su propio sentido.

La conducta humana no se puede modificar por presión si se quiere tener personas motivadas. La opresión de los regímenes autoritarios es la misma que la de las empresas autoritarias, aunque en estas las torturas no sean físicas. La mejor síntesis es aquella que asegura que la vida no tiene premios ni castigos, sino que tiene consecuencias.

Veamos cuales son las consecuencias que debemos esperar de nuestros actos y probablemente entonces
cambiemos nuestra actitud. ¿Por qué? Porque todos los seres elegimos aquello que creemos que es mejor
para nosotros.

Enfatizar el proceso del manager al revés de como se ha hecho hasta ahora, apoyándonos en la persona y no imponiéndole a la persona una variedad distinta de “deber ser”, no significa que todo es válido. Hay una cultura social que acota acciones que se consideran inadecuadas o inaceptables, hay una tecnología que ha demostrado su utilidad y que responde a una lógica de base. Así por ejemplo tener alguna forma de evaluación de desempeño, algún principio para manejar la remuneración con equidad, tener algún mecanismo para ayudar al desarrollo de nuestro personal o trabajar sobre la base de objetivos, son elementos que un manager seguramente no despreciará, no importa cual sea su estilo.

De hecho las consecuencias por la falta de uso de estos mecanismos u otros semejantes, han hecho que se
produjeran conflictos y que muchas empresas tuvieran dificultades en el pasado. ¿Porque pues querer reinventar
la rueda? La habilidad del manager será utilizar los instrumentos que cien años de experiencia empresaria
muestran como válidos, eliminando los que se han mostrado perjudiciales y adaptando todo ello a la necesidad
de la empresa, por su tipo, por su tamaño, por el lugar en que está.

Lo que debemos desterrar es la pretensión de que los manager sean como nosotros queremos que sean. Hay otras formas de ser que son igualmente eficaces. Y esto se aplica no solamente a los manager sino también a todos los empleados. Y si bien es cierto que cada empresa tiene su cultura, dentro de cada cultura hay siempre margen para hacer las cosas de diferentes maneras.