La generación Y en el mundo del trabajo

 

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Por Juan Uribe

Consultor de RRHH en temas de Equipos, Cambio y Liderazgo. Profesor part-time de Comportamiento Humano en el IAE, Universidad Austral. Ex Director/Gerente de RRHH de Molinos Río de la Plata S.A., Tetra Pak, Massalin, Mercedes Benz Argentina, Alpargatas.

Pareciera que el tema de la generación Y se ha puesto de moda. Y como toda moda nos cuesta entenderla.
Estos jóvenes, ¿tienen o no compromiso con el trabajo?

En el ámbito laboral ya no hay una carrera tradicional. Es difícil que uno haga toda su carrera en una misma
empresa. Alguna estadística dice que un joven estadounidense, con dos años de universidad, puede esperar
cambiar de trabajo al menos once veces en el curso de su vida laboral. Seguramente en América Latina ese
número es menor, pero igualmente más alto que lo que era para la generación de nuestros padres.

La película “12 hombres en pugna” es del año 1957. En ella, el actor Lee J. Cobb protagoniza un padre peleado con
su hijo, dispuesto a decir si un joven es inocente o culpable –con mucha carga de su situación personal-. Una de las
primeras intervenciones de su papel dice: “¡Chicos! ¡Ya no tienen respeto por los mayores! Cuando yo era niño,
trataba a mi padre de usted. Guardaba silencio cuando él hablaba…”.

Últimamente, aunque no con las mismas palabras, he sido testigo de comentarios similares sobre cómo ven
algunos de mis colegas, la actitud de la generación Y en el mundo laboral. “No tienen compromiso”. “No quieren
pertenecer”. “¿Cómo puede ser que den prioridad a tomarse un sabático por sobre su desarrollo de carrera?”
“¿Cómo puede ser que no estén dispuestos a sacrificarse y trabajar más horas para crecer profesionalmente?”
“¿Cómo pueden estar “conectados” y a la vez aislados?”

¿Es tan así?

Quizás, como miembros de otra generación, tengamos que cambiar la perspectiva. Intentar ponernos en sus zapatos y mirar “nuestro mundo” desde allí. Este mundo que dirigimos y gobernamos nosotros. Este mundo que evaluamos con conceptos nuestros como “tener la camiseta”. Cuando el concepto de “ponerse la camiseta”
resulta anacrónico. ¿Será porque los futbolistas tienen más lealtad a su representante que a su club?

Me parece muy útil la mirada que hace Richard Sennet en La corrosión del carácter. Sennet señala que “La consigna ‘nada a largo plazo’ desorienta la acción planificada, disuelve los vínculos de confianza y compromiso y separa la voluntad del comportamiento”. Quiere decir que no todo lo actual está mal ni todo lo que viene está bien. Sennet nos cuestiona y desafía a decidir si la flexibilidad del trabajo en la postmodernidad ofrece realmente un contexto mejor para el crecimiento personal.

Estamos perdiendo el arte de conversar. Hablamos mucho, pero conversamos poco. Conversación es expresión de personalidades, diversidad de opiniones, formación de pareceres, silencios y exclamaciones.

No creo que el lema de la Generación Y sea “nada a largo plazo”. Sino “vivamos el presente, no hipotequemos
el corto plazo en función de un futuro incierto”. Las experiencias de crisis, reingenierías, adquisiciones, etc. han
marcado nuestra generación y eso lo ve claramente la Generación Y. Por eso demandan algo distinto.

¿Tenemos elementos a nuestro alcance elementos y políticas para resignificar, para volver a dar sentido al trabajo? ¿O preferimos quedarnos en la queja de que los jóvenes de hoy no tienen compromiso (como lo hacía Lee J. Cobb en la película)?

Estoy convencido que tenemos, y bien a nuestro alcance, herramientas para dar más sentido al trabajo. Desde
cosas simples y cotidianas como saludar, agradecer, celebrar, festejar, almorzar juntos, conversar más. Hasta
políticas aparentemente más complejas como horario flexible, gerenciar la inclusión y la diversidad, comunicación
honesta y abierta, oportunidades de formación y crecimiento.

Estamos perdiendo el arte de conversar. La conversación no es sólo hablar sino también escuchar. Nos falta vocabulario, nos falla la frase. Mezclamos el castellano con el inglés. Hablamos mucho, pero conversamos
poco. Conversación es expresión de personalidades, diversidad de opiniones, formación de pareceres, silencios
y exclamaciones.

No creo que los jóvenes pidan trabajar menos. Seguramente quieren trabajar de un modo más armónico.
Ojalá pudiésemos hacer realidad el planteo que hacen Ken Cloke y Joan Goldsmith en su libro Thank God It’s
Monday (¡Gracias a Dios es lunes!): hacer de nuestros trabajos un lugar lleno de sentido, donde nos plenifique
y dé gusto ir. De lo contrario, no debería extrañarnos que busquemos “sentido”, y que la Generación Y busque
“sentido”, en otras actividades que no son el trabajo.